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martes, 11 de marzo de 2008

Ruta a Andorra

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Para la mayoría de las personas el viaje comienza al salir de tu lugar de residencia y ponerte en camino hacia el lugar elegido. Para nosotros este viaje comenzó bastante antes.

Para empezar esta “escapada” estaba programada para el día 5 y 6 de marzo pero por problemas con el tiempo tuvimos que postergarlo una semana.

El domingo anterior a salir, el domingo 9 de marzo, nos ocupamos de seleccionar las rutas de ida y vuelta, los mapas por tramos, y las posibles paradas que podíamos realizar para no demorar mucho el trayecto.

Día 10 de marzo, mañana salimos, tenemos unas previsiones meteorológicas bastante inestables pero estamos decididos a ponernos en marcha.

Por fin, día 11 de marzo, entusiasmados por nuestra primera ruta en moto larga, emprendimos viaje a las 7:30 de la mañana. Nos acompaña el sol y el cielo despejado así que salimos tranquilos y muy entusiasmados por la gran aventura que llevábamos planeando meses atrás.
Salimos por la Av. Meridiana que tenía mas tránsito del que pensabamos y nos dirijimos hacia Montmeló por la C-17 en busca del Montseny.
La carretera BV5301, que cruza el Montseny va uniendo un montón de pueblitos pequeños pero con especial encanto, casitas con jardines, calles con flores, totalmente rodeados por naturaleza y la sensación de pequeñez que uno siente abrazado por el Montseny y su verde de colores tan vivos. La carretera forma parte de la atracción, subidas y bajadas, curvas… todo bordeando el tupido verde …que mas se puede pedir!

Sobre el clima, hasta el momento nos acompaña el cielo despejado, aunque el frío viento se deja sentir entre los rayos de sol que nos acompaña.

Paramos a sacar unas fotos como testigo de la inmensa ola verde que nos acompaña durante este tramo del camino.

Primer parada programada: Tona.
Saliendo del Montseny tenemos prevista una parada para hacer un café y estirar piernas, pero decidimos seguir ya que paramos en el Montseny a sacar las fotos y aprovechamos para estirar las piernas e inundar nuestros pulmones de aire fresco, bastante difícil de encontrar en la ciudad.

Primer parada realizada: Ripoll.

Ripoll, lleno de encanto, un lugar romántico, especial y tan pintoresco. Siempre tuvimos especial concepto de Ripoll, desde que pudimos conocerlo gracias a la invitación de una gran amiga. Las calles, el río que lo atraviesa, las casas de piedra y el encanto general indescriptible que se siente.
Aquí decidimos hacer una parada para un café y un bocadillo, muy bueno por cierto, porque el frío ya se hacía notar.
El bar, que recomendamos, se llama el Punt y está justo enfrente a la entrada del Monasterio de Santa María de Ripoll.

Luego de recargar nuestras pilas y sacarnos el frío emprendimos nuevamente camino de Ripoll a Puigcerdá.
Este nuevo tramo siguió con la tónica de la primer etapa, curvas y caminos entre montañas, pero con una diferencia, podría decirse gran diferencia!! Hacía mucho mas frío aún.
El paisaje, ya no tan verde pero precioso igualmente, nos iba poniendo en sobre aviso de la proximidad a la nieve, una alternativa al verde de la etapa anterior.
El frío se nota cada vez mas y el aguanieve que nos caía de a ratos nos hacía pensar que faltaba menos para aproximarse al destino. Todo esto sin sospechar que lo que nos esperaba era bastante más blanco y frío.
Al ir subiendo, el blanco de la nieve se fue acercando a pie de carretera pero solo como incentivo o pista de lo que un paisaje nevado representa.

Siguiendo el camino llegamos a Vall de Nuria, a unos 50 km de Puigcerdá. La verdad que es un sitio muy bonito con el toque indiscutible del invierno presente en cada rincón del pueblo y de los pocos habitantes (permanentes o turistas) que íbamos pasando.

Los 50 km que tuvimos por delante se hicieron largos, como si fueran 500 en vez de 50. El frío cada vez mas helado y las lluvias despertaba en nosotros las ganas de un café y de llegar, aunque la verdad no menguaban nuestras ansias de aventura.
Era ya como un juego, dar las curvas para descubrir con emoción los paisajes que nos recibían al otro lado, la expectativa de los nuevos pueblos que nos encontraríamos y del frío que estaba aguardándonos.

Al final, Puigcerdá se nos hacía presente a lo lejos, con sus casas de piedra y madera, campos verdes con animales pastando, y detrás, como si de una postal se tratase, las montañas de picos blancos que cuidaban aquel maravilloso paisaje.

Al pasar por Puigcerdá nos espera una cita pendiente, pasar a Francia. Será porque desde Sudamérica vivimos Europa con mucha expectación, respeto y admiración; teníamos que cruzar.

Al principio los pueblos que nos encontramos del lado francés eran muy similares a los del lado español, casitas de piedra, paisajes pintorescos.
Fuimos acompañados por un río (Río Le Carol) que cruzaba junto con nosotros el paisaje y que de a ratos era más acaudalado y a veces más tranquilo.
Nuestra compañera de ruta: la lluvia.

No tuvimos problemas en encontrar la N20 ó E09 que nos llevaba directamente a Pas de la Casa (Andorra)
Siguiendo el camino topamos con una montaña muy pero muy nevada. Casi sin hablar ambos nos planteamos si era por alli el camino, luego de revisar los mapas nos dimos cuenta que si, nuestro camino seguía subiendo las nevadas montañas del lado francés.

Los pirineos, que se puede decir; los enormes gigantes blancos que se imponían de gran manera ofreciendo todo su esplendor nos esperaban.
Altas montañas con mas de medio metro de nieve a los costados de la carretera y unas pendientes que quitaban el hipo y que te hacían contener la respiración como si eso sirviese de algo!!

Nuestro fiel compañero: el viento.

Un viento fuerte que hacía volar la nieve de un lado a otro del camino y que daba la sensación de que nevaba y sobre todo, frío, mucho frío.
Tanto frío que nos reíamos al recordar el frío que pasamos antes, eso no era frío!!!

Yo ya estaba completamente congelada, no sentía los pies ni las manos, bueno, me dolían así que sabía que seguían allí.
De estos 60 km en los que alcanzamos los 2000 metros de altitud podríamos decir muchas cosas; sobre el frío, la cantidad infinita de nieve, la falta de coches que te hacían el camino solitario (para lo bueno y lo malo), la lluvia, el viento… pero explicar todo esto nublaría lo mas importante, lo maravilloso del espectáculo que la naturaleza nos ponía delante de los ojos.

Ya casi en la cima pasamos por aduanas, no había casi coches y nos atendió un señor a través de una ventanilla tan abrigado que a penas se veía que bajo el gran bulto de ropa había vida humana. Nos miró y nos hizo señas para que pasáramos sin parar, normal, solo dos chiflados como nosotros podríamos estar aquel día entre el viento y la nieve pasando los pirineos en moto.

Ya desde Ripoll que me extrañaba no ver ni una sola moto por la carretera, me pareció raro pero recién aquí comprendí que eramos de los pocos inconscientes que hacíamos esa ruta en moto un día como este. Pero bueno, una aventura es una aventura, sin ese toque de inconsciencia no lo sería.

Hicimos una pequeña parada al costado de unas pistas de nieve a sacar fotos y ver la gente bajar en ski, pero para que engañarlos, yo ya no sentía ni las manos ni las piernas ni los pies de congelados, me daba igual la nieve, la pista y la gente en ski, solo veía a lo lejos el hotel (que no teníamos ni contratado ni elegido) y una ducha caliente, asi que continuamos.
Al fin!! Pas de la Casa!!!! Llegamos y nos sorprendió meternos en ese pueblo-centro comercial lleno de tiendas y de bares.
Fue como pasar unos minutos en medio de una película donde todos iban vestidos para skiar y el ambiente acompañaba perfectamente la estampa.

Ya con las ansias de llegar y la tranquilidad de los pocos km que nos faltaban hicimos el último trozo hasta Andorra La Vella.
Mucho viento que hacía coletear la moto hacia los lados y la nieve que cruzaba a nuestro alrededor nos mantenía bastante alerta (casi rezando).
El cielo se presentaba de un color gris oscuro.

Poco a poco empezamos a descender y así también a relajarnos ya que el viento no nos castigaba tanto.

Empezamos a reencontrarnos con los paisajes verdes teñidos de a ratos de blanco, y a cruzar muchos pueblitos que se formaban alrededor de las estaciones de ski y de los centros de actividades de Andorra.

El paisaje, casas de piedra y madera, mucha vegetación y turistas nos confirmaba que íbamos por buen camino.

LLEGAMOS!!! Andorra La Vella portadora de hoteles con duchas de agua caliente y comida!!! Prueba casi conseguida!!!

Andorra La Vella es una ciudad pequeña pero más grande de lo que imaginaba, está repleta de tiendas de todo tipo.

Lo primero fue buscar hotel. No es tarea tan fácil cuando tu aventura llega al punto de no llevarte ni siquiera las direcciones de los posibles hoteles apuntados, más si le sumas el frío, hambre y ganas de quitarte la ropa de moto. Nada nos terminaba de convencer (prueba de que con el frío y la desesperación uno sigue siendo selectivo).
Decidimos seguir al pueblo La Massana ya que recordábamos haber visto en Internet que tenían varios hoteles y tiendas por la estación de ski.
Al final, conseguimos hotel!!! Era lindo, la habitación un poco pequeña pero bien de precio y desde las ventanas se veían los picos nevados.

Durante la última mitad del camino solo pensábamos en la ducha caliente y la comida, pero al llegar decidimos dejar la comida para mas tarde y previo cambiarnos de ropa subimos en el funicular para mirar las vistas desde la altura. Subimos y encontramos en el manto blanco grupos de niños y adolescentes disfrutando de la nieve. Lo nuestro son las 2 ruedas, así que nos tomamos un chocolate caliente en el refugio y simplemente nos dejamos invadir por el paisaje blanco.

Al bajar compramos algo de comer en el supermercado frente al hotel y descansamos un rato.

Durante este rato de descanso no dejo de pensar que este, mas que un viaje de relax es un viaje de aventura, pero al final, las aventuras son las que te hacen sentir vivo, las que te sacan de la rutina y te permiten ser como quieres sin relojes ni prisas. Las aventuras te dejan libre totalmente para conectar con quien eres y te permiten marcar tu propio ritmo.

Esa noche, previa larga ducha caliente para terminar de descongelarnos salimos a comer.
Luego de dar infinitas vueltas buscando un lugar para comer abierto, a lo lejos distinguimos un cartel que nos llevó hasta una casa de dos plantas de piedra donde se podía cenar.

Que lugar mas romántico y acogedor!!! Techos bajos, paredes de madera y piedra y una parrilla, PERFECTO!
Comimos:

Escudella
Pollo asado
Crema catalana


Día 2: Sobre las 8:00 ya estábamos en pie y prontos para bajar a desayunar.
Desayunamos en el hotel y al terminar decidimos pasar de piscina, etc, inexplicablemente teníamos una ansiedad enorme por volver a subirnos a la moto y seguir.
Creo que esto es el centro de todo, da igual donde quieras llegar, donde llegues y por cuanto tiempo, lo mas importante es ir y luego volver, el camino es lo mejor!!
Hoy el cielo que nos acompaña es bastante gris, así que debemos prepararnos para el frío y la lluvia.
Luego de dar unas vueltas por Andorra La Vella (y comprar algunas cositas) seguimos a Sant Juliá de Loria camino de nuevo a España.
En la aduana nos dejaron pasar sin tener que bajarnos, aquí si que había mas coches parados que en el lado francés.

En unos 15 minutos ya estabamos en la Seu d´Urgel. En teoría teníamos que seguir recto por la N260 y así parecía que lo hacíamos, aunque luego de unos cuantos kilómetros y de no encontrar ni uno solo de los pueblos que llevábamos en el mapa decidimos parar y analizar la situación.
Esta claro, en vez de doblar en la Seu d´Urgel a la izquierda por la N260, seguimos por la derecha la N260 a lo cual nos encontramos en la cima de una pequeña montaña sin mapas y ni la remota idea de donde estábamos.
Echamos unas quinielas entre nosotros estando seguros que al primer pueblo medianamente grande que nos sonara sabríamos volver.
Sin mapas pero contentos seguimos el camino.
La verdad que las aventuras sin frío y con un gran cielo celeste encima de uno se viven con mas alegría. Si a eso le sumamos que el camino que seguíamos era de vuelta a casa y las ganas de bajar de la moto eran cero, casi casi fue mejor perderse, al menos teníamos garantizado una vuelta mas larga de lo previsto.

Que Sort!! Vamos camino de Sort.
El paisaje de estos lares era totalmente distinto al anterior, a penas encontramos restos de paisaje verdi blanco. Los pastos verdes y los ríos predominaban.

Sort fue toda una sorpresa inesperada. Nos gustó mucho. Ya aquí íbamos encaminados a una nueva y no planeada ruta de vuelta a casa.

La siguiente parada fue Pobla de Segur por la N260.
Por el camino pasamos como por un túnel del tiempo donde los pueblos que nos recibían y casi de inmediato nos despedían nos trasladaban a la edad media con sus construcciones antiguas, los arcos en las entradas de las pequeñas plazas y puentes de piedra no pensados para la vida moderna pero de los que se agradecen descubrir. Es tan difícil explicar con palabras lo que se siente conociendo lugares tan distintos y bonitos!

Algunos de los que retenemos los nombres: Ribera de Montardit, Baro, Compte y una mención muy especial por su encanto: Gerri de la Sal.

La emoción nos acompañó hasta el pantano de Telarn donde vimos una represa desde la altura del pueblo. Rodeados de pequeñas calles laberínticas y con la soledad de un pequeño pueblo a la hora de comer.

El hambre se empezaba a dejar sentir así que decidimos saltarnos Tremp (mucha ciudad y no nos apetecía) y seguimos hasta Isona.
Al entrar al pueblo nos dejamos guiar por carteles que anunciaban un restaurante como si de un oasis en medio del desierto se tratase.
Al final, en una calle llena de obras a medio terminar encontramos un pequeño bar con parrilla (esto era un punto grande a favor!!) en el que decidimos parar a comer.
Al entrar nos dimos cuenta que la mayoría de habitantes del pueblo que no comía en casa estaban allí.
Comimos:
Pasta a la bolognesa
Conejo a la parrilla con patatas fritas
Mandarina de postre
Café.

Muy bueno y recomendable. La dirección exacta es:

Comimos y nos organizamos un poco con el GPS del móvil la ruta a partir de aquí.
De Isona a Guissona hay unos 62 km que hicimos con sol pero muchísimo viento. El paisaje bien verde y el cielo despejado.
La próxima parada fue Cervera, paseamos por la muralla que rodea la ciudad y con bastante movimiento, pero decidimos seguir un poco más para hacer una parada y tomar un café en Sant Pere dels Arquells en la NII.

Ya casi llegamos…. A2, Ronda Litoral y de nuevo en casa.

Como reflexión podría decirles que fue un viaje completo, que superó nuestras expectativas y que disfrutamos muchísimo.
Solo deja sabor a poco, siempre es así y pocas ganas de bajar de la moto.

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